Donde se descifra el porqué del mismo nombre del juego. Este artículo al igual que el anterior también ha sido publicado en "Enciclopedia Damista" (en portugués), siendo esta la versión para el mundo hispano.

 

Orígen de la palabra  "Damas"

 

También referente a la denominación del juego existen hipótesis fantasiosas como las que indica Cárceles Sabater en su obra y que diversos autores expusieron.
Entre ellas señalaré la hipótesis de Koch que dice de la palabra "damas" que proviene de "dam" cuyo significado es foso o muro. Lozano Frau argumenta que el nombre proviene de "Zama", famosa batalla entre cartagineses y romanos; otros argumentan que puede derivar de "Damasco", etc.
Según el mismo Cárceles Sabater se deriva de "adamas" al igual que la palabra "diamante", significando con ello dureza o tenacidad.
Hecho este pequeño recorrido por algunas suposiciones anteriores lo primero que debo decir es que al igual que en los "orígenes fantasiosos" los errores y absurdos son flagrantes en estas suposiciones, que no provienen nada más que de invenciones de los respectivos autores, sin fundamento ninguno que las apoye.
La palabra "Damas" con la que se conoce el juego casi desde sus inicios es otra aportación del ajedrez. En un principio y casi al unísono con "damas" el juego se conoció por otros nombres como "Ingenio", "marro" o "marro de punta" hasta que finalmente se consolidó solamente el apelativo "Damas". Toda esta mezcolanza de nombres se dio durante algo más de un siglo, desde finales del siglo XV hasta comienzos del XVII, aunque ya se admitía como nombre "culto" o "verdadero" el de damas.
Por ejemplo, Valls en su obra de 1597 todavía titula "Libro del Juego de Damas, por otro nombre el Marro de Punta". Incluso Timoneda en su obra de 1635 titula "Libro llamado Ingenio, el cual trata del juego de Marro de punta"; a partir de esta obra ya se generaliza únicamente el nombre de "Damas" para designar al juego.
Este estado de cosas nos vuelve a indicar bien claramente que el juego estaba en sus albores, pues ni siquiera tenía consolidado el nombre definitivo de este, a pesar de que se admitía como más culto el de "Damas"; es bastante sencillo ver que cualquier juego supuestamente muy antiguo ya tendría un nombre consolidado y no a la espera de su concreción definitiva como estaba en aquel entonces, otra prueba irrefutable más de la creación del juego en dicha época, por si todas las demostraciones anteriores no fuesen todavía suficientes.
Volvamos entonces al nombre en sí ¿de dónde procede? Sobre ello se han hecho las hipótesis más descabelladas como he señalado anteriormente, incluso hay autores que dicen que estaba destinado a las damas de la Corte y que por ello recibe tal nombre; otros lo hacen derivar de la influencia de la reina Isabel la Católica, pero todo ello son opiniones particulares sin ningún apoyo.
Si nos situamos en el momento del origen del juego y con la influencia de los dos anteriores que le sirvieron de base, alquerque y ajedrez, podemos comprobar un hecho ya señalado anteriormente como es que del ajedrez tomó el juego de damas nada menos que el concepto de promoción de peón que llegase a fila base contraria.
Este y otros pasos desde el ajedrez árabe al moderno se pueden encontrar totalmente detallados en el excelente libro de José Antonio Garzón Roger titulado "En pos del incunable perdido" (Biblioteca Valenciana-2001) que me sirve de base en lo que sigue.
La creación del ajedrez moderno siguió varios pasos, el más importante o mejor sería decir "conocido" es la creación de la "dama" moderna, inexistente en el ajedrez árabe pero muchas otras modificaciones se dieron como el nuevo alfil, el doble avance de peón, el enroque inicial("salto del rey") o la promoción, etc. O sea, el juego se transformó en otro totalmente distinto y mejor, por lo cual arrasó rápidamente al antiguo ajedrez.
En principio cuando un peón llegaba a fila base contraria se le admitía como "coronado" o transformado en "dama" aunque poco después se admitió su transformación en otra pieza mayor cualquiera, caso raro en la práctica ya que el poder de la dama es tal que muy pocas veces (quizá más en problemas, estudios o similares) es necesario el recurso a otra transformación. A tal efecto cuando esto ocurre se suele señalar por el jugador que lo consigue, pidiendo "dama".
Vemos también que incluso el nombre de la acción de transformación (peón-dama) es el mismo en damas y ajedrez ("coronar") debido a la herencia recibida, pues podemos considerar normal indicar este nombre para tal opción en el ajedrez ya que aparece una "reina" o "dama" (nombres ambos utilizados pero que tanto en principio como en la actualidad se prefiere "dama". Ya los creadores del nuevo ajedrez lo denominaban "de la dama") la cual lleva "corona", pero no así en damas cuyo único distintivo visual respecto al peón es situar otro encima (algo había que hacer) que indica más un "aumento" o "superposición" que otra cosa. Por tanto los primeros damistas copiaron además del nombre de la pieza la denominación de la acción.
Esta característica tan fuerte marca indeleblemente el juego del ajedrez, pero claro, mucho más marca el juego de damas, cuyo objetivo desde el principio para todos sus practicantes (inmediatamente después del de "ganar" claro está, para lo cual casi siempre son necesarias las damas) es conseguir las ansiadas "damas".
Por tanto la característica de "coronación" o consecución de la ficha fuerte en el juego de damas es continua y de verdadera ansiedad, lo cual hace que cuando llegamos a fila base contraria y el oponente no convierte de forma inmediata el peón en dama ("coronándole") nos sintamos incluso intranquilos y procedamos a exigir de forma rápida y contundente esta conversión o como alternativa hacerlo nosotros mismos. Tal es el efecto de esta poderosa pieza.
Pero situándonos en la conversión original del juego de ajedrez, vemos que ya en este a tal pieza se la denominaba "dama" por lo que en libros como el Lucena o manuscritos de la época figuran los problemas del viejo ajedrez junto a los del nuevo, denominando a estos como "de la dama", para significar el nuevo juego.
Esta característica ha hecho que diversos bibliófilos hayan confundido el juego de ajedrez con el de damas. Este es el caso de Diosdado referente al famoso "Vicent" de ajedrez, cuyas fuentes para el conocimiento de este libro son nada menos que los padres Ribas y Caresmar que lo tuvieron en sus manos o la famosa confusión de Vargas Ponce que también lo vio y relacionó entre los incunables más importantes de la abadía de Monserrat, indicando que trataba sobre el juego de damas. Estas confusiones se deben a dos puntos:

a) En el "Vicent" (1495) sin duda se hace mención del nuevo juego como "de la dama", (al igual que en el Lucena-1497 y Ms. posteriores) lo que hace ir en un solo paso al plural "de las damas", que unido a la existencia de este juego completa la confusión.
b) Lo anterior se une a que las personas que hacen estas referencias no son muy expertos en ninguno de los dos juegos, confundiéndoles en la acepción "juegos" sin diferenciarlos claramente.


Volvamos a nuestro tema base. Es por ello y por ser ya común en el ajedrez llamar "dama" a la pieza principal (con excepción del rey), pero sobre todo a las nuevas coronaciones, que se producen por doquier en el juego de damas, que este tomó esta designación para la pieza mayor, o sea "dama" al igual que ya estaba generalizado este concepto en el juego hermano con su nueva evolución (mejor digamos "creación") del "ajedrez de la dama".
Al ser muy normal en una partida de damas el que ambos contendientes consigan no solo una sino varias "damas" (realmente son excepción las partidas de solo peones o una sola dama convertida) que pueden ser eliminadas después o no, psicológicamente se empezó a pluralizar el nombre alternativo del juego (dama-damas) no sucediendo así en el "ajedrez de la dama", pues varias de ellas son más difíciles de conseguir e incluso en algunos momentos iniciales del nuevo ajedrez se pensó en una regla mediante la cual no pudiesen ser capturadas y además este juego ¡ya tenía nombre!.
Por tanto el juego de peones propio de la posición inicial no ayudó a encontrar nombre a este y por ello se generalizaron primero otros, como "marro", etc. y fue solo por la costumbre continuamente repetida de que al llegar un peón a base contraria el jugador pidiese "dama" como reflejo del ajedrez, que este nombre fue tomando la suficiente fuerza para finalmente desbancar al resto y quedar como única denominación del juego, ya que además indicaba una característica básica de este.
Por tanto es una de las piezas del juego, la "dama", quien da nombre a este y no al contrario.
No puedo dejar de citar aquí al gran problemista portugués Jorge Gomes Fernández, quien ya en 1971 y en artículo publicado en ED hizo notar lo que yo mismo señalo y deduzco en este artículo: “Estoy verdaderamente convencido que fue por razones ligadas al ajedrez y a los movimientos de su dama, que como explicaré más tarde tenia los movimientos del alfil actual, que el nombre de damas empieza a designar el juego que en esos momentos seria el juego del Alquerque o Juego de Marro”.
Gran intuición la de este experto damista que aquí rindo homenaje; a pesar de no concluir el camino exacto que lleva a esta denominación final, intuye con seguridad que el ajedrez está detrás del nombre de “damas” debido a su pieza más poderosa y además infiriendo que el Alquerque es claramente otro antecesor de nuestro juego.
Hecho este pequeño estudio queda ya bien clara una hipótesis que no se sujeta a opiniones particulares sin fundamento, sino que se basa por completo en la época, creación y desarrollo lógico del nuevo juego de damas y el apoyo definitivo que uno de los juegos madre (el ajedrez) confiere al nombre también definitivo del juego de “damas”.

 

José  Luis González Sanz

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