SUICIDIO CULTURAL

 

         Vivimos tiempos en que el auto-odio en ciertas culturas se hace patente pero en pocas como en la cultura hispánica y sobre todo la española en particular.

         Viene fraguándose desde hace siglos y parece haber penetrado de tal modo en nosotros mismos que ni ante las evidencias más palpables nos queremos descabalgar de esa montura, que ya se nos ha hecho familiar.

         Conlleva graves daños psicológicos, físicos y culturales, que de no remediarlo y con urgencia nos harán desaparecer de la historia e incluso quizá del plano físico; lo anterior lo desarrollaré en otros estudios posteriores pormenorizadamente, pero vayamos ahora a tratar lo cotidiano, el día a día, en el que vivimos en una cultura donde sus ya aborregados integrantes piensan que todo lo de fuera es mejor, que sus idiomas y cultura son superiores a los nuestros y que cualquier cosa que hagamos apenas tiene valor, o mejor, ni siquiera la reconocemos. Vemos a empresas españolas avergonzarse de serlo, tratando de parecer anglosajonas a la mayor velocidad posible (p. e. Zara), incluyendo en su nombre el apelativo deseado (p. e. El Corte Inglés, que ya tiene guasa el nombre) o simplemente ya con su nombre y distintivos alejados totalmente de lo español; vemos a grandes entidades financieras “huir al paraíso deseado” (p. e. El Banco de Santander, con intentos de fugarse a la ciudad financiera londinense), etc.

         Este “virus”, mucho más mortal que cualquiera que la naturaleza pueda producir, llega desde los altos estamentos, primeros en ser lobotomizados, hasta las personas corrientes; voy a presentar un caso ocurrido muy recientemente en un sitio de la red al respecto de un artículo pretendidamente histórico-científico, concretamente en este enlace: https://divulciencia.blogspot.com/2020/06/calendario-gregoriano.html

         Observando que la verdad profunda brillaba por su ausencia, ¡qué casualidad!, por ser española, refleje en la sección de comentarios el siguiente:

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JL González:

Esto ya es cansado por lo repetitivo pero la cuestión es minimizar o anular cualquier aportación española en la historia a cualquier precio. Un ejemplo, otro más de los que existen incontables, es este mismo artículo.

Vamos a ver:

1)    Ya en 1515 y solicitado por el papa León X y por el rey Fernando el Católico, la universidad de Salamanca desarrollo el estudio y la solución científica de tal problema, lo que se redactó e informó, aunque no llego a aplicarse.

2)    En 1578 y solicitado por el papa Gregorio XIII y el rey Felipe II, la universidad de Salamanca redactó el informe fundamental, incluido el de 1515, verdadera base para el nuevo calendario.

3)    En 1579 se encargó a Cristóbal Clavio ¡y a Pedro Chacón, profesor de la universidad de Salamanca! (otro olvido más) que haciendo uso de los fundamentales estudios anteriores e informes posteriores de Luigi Lilio (que cuando se redactó el primer informe tenía 5 años de edad) diesen forma definitiva al calendario.

Como se comprueba en este artículo, ni rastro de aportación española alguna.

Pero el juego del despiste continua: Es obvio que el triunfo de esta reforma se debe a que las naciones más extendidas e importantes de la época lo aplicaran; si por ejemplo, lo hubiese aplicado solo Italia, que ni existía como tal y en parte era española, no la habría seguido absolutamente nadie ¿Quién realmente decisivo la aplicó de modo inmediato? En efecto España, pero cuidado, no Portugal como tal “nación” ya que entonces no existía de modo independiente y era parte de España con todas sus colonias, es decir, de la Monarquía Hispánica, por ello se aplicó el mismo día, por orden directa de Felipe II.

Si solo esto hubiese sido hecho por anglosajones nos habrían aburrido toda la vida con que hasta el calendario es suyo y no se podrían llevar por cuenta las películas y documentales, libros e historias que habrían escrito al respecto.

En fin, este país parece no tener solución y la cuestión es ir contra nosotros mismos y tirar piedras contra nuestro tejado, “que es lo moderno”.

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         Por supuesto dicho comentario fue “revisado” por la página y eliminado de los comentarios (en realidad nunca llegó a estar por revisión “previa”) evitándose así dicha página hacer patente su desconocimiento del tema y soslayando el anti-españolismo imperante en su artículo.

         No contento con este linchamiento cultural, ocultando a sus posibles usuarios una información vital sobre el tema con una falta de respeto total por estos, dicha página optó por incluir un minúsculo comentario, haciéndolo deslizar lo más soterradamente posible, con el texto:

Agradezco a JL Gonzalez, que me ha señalado la participación española en el diseño del calendario Gregoriano, lo que me ha servido para corregir un párrafo del artículo.

            ¿Un párrafo del artículo? Está claro que esta cultura ha perdido su lugar y difícil va a ser recuperarlo con estos mimbres; de este autor, profesor universitario, ya no me extraña nada, pues es experto en decir una cosa y su contraria, según le convenga en sus disquisiciones y sobre todo si le cuestionan, lo que ya he hecho en varias ocasiones, dejando patente su falta de ética, al menos científica.

         Como ya he indicado, el tema de este aborregamiento y cosmopaletismo que nos ataca da para mucho y lo desarrollaré debidamente en su momento y lugar.

 

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